lunes, 15 de mayo de 2023

Tres películas sobre el amor (y el desamor)


Anoche pude ver por fin Take this waltz, de Sarah Polley, y una vez terminada no pude evitar pensar en otras dos películas que había visto hacía un par de meses que me hicieron sentir la misma melancolía profundísima, y que aún hoy las pienso con un nudo en el estómago.

Así que esta mañana me he despertado con ganas de dedicarle un post a esta Trilogía del amor (y el desamor), porque creo que son tres películas de lo más recomendables, en especial para las almas sensibles. Aunque os aviso de que os van a provocar un torbellino emocional muy grande, porque muestran el sentimiento amoroso de una forma tan realista (con sus altos, con sus bajos, con sus tiempos muertos) que no puedes evitar sentirte identificada en varios momentos con los protagonistas.


Like Crazy



Esta película está protagonizada por los jóvenes Felicity Jones, Anton Yelchin y la ahora muy de moda Jennifer Lawrence. Quienes tengáis o hayáis tenido una relación a distancia os vais a ver muy reflejados en la historia que cuenta: ella es británica y él estadounidense, con lo cual son muchísimos los kilómetros que los separan.

La película comienza centrándose en los pequeños momentos que viven estos dos jóvenes cuando se conocen, cuando no necesitan nada más que una cama para compartir horas de conversación, miradas y sonrisas. 



El problema llega cuando ella tiene que volver a su país, con todo lo que eso conlleva: las dificultades para verse, las conversaciones telefónicas que se sienten insuficientes, el día a día sin la otra persona, las idas y venidas, la alegría de los encuentros y el desasosiego de las despedidas, la desconfianza, las peleas, el aburrimiento por una situación que obviamente no puede durar eternamente inalterable... 


(Spoilers de "Like Crazy" a partir de aquí) 

La película abarca varios años en las vidas de los protagonistas, donde pese a los muchísimos cambios que sufren, siempre hay algo que permanece: su amor. Y es que es curioso cómo pese a las diversas rupturas, pese a empezar a salir con otras parejas, al final siempre vuelven el uno con el otro. 

El final
de Like Crazy es de lo más descorazonador. Tras asistir a todos esos años de sufrimiento constante, de esperanza por conseguir por fin tener una vida en común NORMAL que no implique el verse durante 1 semana y no verse durante 3 meses, ambos se encuentran en el timing perfecto de sus vidas para compartirlas plenamente. Pero en cuanto ella entra en el apartamento de él, notamos que hay algo que no encaja. Y cuando ambos se duchan, y se abrazan con la mirada perdida, sin decir una sola palabra, no puedes evitar pensar que quizá ese tren ya pasó. Que se estaban aferrando a algo que ya estaba muerto, al  simple recuerdo del amor que sintieron una vez.

Blue Valentine


¿Una película con Ryan Gosling y Michelle Williams? Evidentemente esta era una película que tenía que ver. Dos de mis actores favoritos en una película romántica. No se podía pedir más.

Blue Valentine nos cuenta una historia de amor en dos tiempos. Por una parte se nos van enseñando retazos y escenas de los primeros años de relación entre los protagonistas. Cómo se conocieron, cómo empezaron a salir, cómo empezaron a amarse. Es preciosa toda esta parte, sensible, llena de pasión, de buenos sentimientos, y donde él se nos muestra como todo un caballero andante capaz de rescatar a una dama en apuros sin importarle nada más.

Por otra parte se nos muestra el presente de la pareja, más maduros, y en plena crisis matrimonial. Estas escenas son muy tristes, y contrastan con las anteriores de una manera brutal, de una manera que te deja hecha polvo al ver lo que fue y lo que es. 


(Spoilers de "Blue Valentine" a partir de aquí) 

La conversación final entre ambos es
apoteósica, gracias a un gran guión y a la poderosa interpretación de los dos actores. Él, que no ha dejado de meter la gamba en todo el tiempo, le pide a su esposa una segunda oportunidad para cambiar. "You made a promise. In the best and in the worst. This is my worst". Pero a veces el amor simplemente se acaba.

Take this waltz


Y esta es la película que vi ayer. Me encantó su estética, los colores de su fotografía, el vestuario de ella, el olor a verano, las preciosas casas del vecindario donde viven y su decoración, la música que suena... Es una cinta que te embarga los sentidos, y la historia me ha gustado muchísimo.

Michelle Williams vuelve a ser la protagonista, en este caso interpreta a una mujer casada con un hombre que es un trozo de pan (Seth Rogen en un papel sorprendente), al que adora. El problema es que es un matrimonio que aunque en la superficie parece perfecto (y para él, y para mucha gente, seguramente lo sea), ella necesita más. No puede conformarse con esa vida supuestamente ideal, porque nota que la chispa se ha terminado. Y porque conoce a una persona que va a hacer temblar los cimientos de esa vida: su vecino, al que conoce de la manera más azarosa del mundo, y con quien entablará una relación de lo más especial. 


(Spoilers de "Rake this Waltz" a partir de aquí) 

Una vez termina la película, te percatas de que la protagonista nunca va a ser feliz, porque como le dice su cuñada, es imposible intentar rellenar todos los vacíos que tiene la vida. Te das cuenta de que esta mujer busca su felicidad en base a no dejar nunca de sentir ese cosquilleo en el estómago que supone una relación novedosa, cuando es lógico y normal que al cabo de un tiempo las parejas se asienten y el día a día haga inviable que la pasión inicial permanezca inalterable. La protagonista nunca será feliz porque siempre va a buscar y a querer algo más, es la típica frase de que nunca nos conformamos con lo que tenemos. Y es que en la vida hay gente conformista, y luego estamos los soñadores
Porque es demasiado tentador imaginar que os reencontraréis en un fotogénico faro dentro de 50 años. 

¿Habéis visto alguna de estas tres películas? ¿Qué os parecieron?

lunes, 1 de mayo de 2023

Libro: "Historias de Londres", de Enric González

¿Sabías que todos los pisos del centro de Londres son propiedad de la Corona Británica? ¿Y que hay varias líneas privadas en el metro de Londres, incluyendo una para los almacenes Harrods?  ¿O que cuando se construyó el famoso Picadilly Circus con la estatua del Cupido, no le gustó a nadie? De todas esas cosas y más se habla en Historias de Londres, el último libro que he leído.


Historias de Londres es una fascinante sucesión de crónicas del que fuera corresponsal de El País en la capital de Gran Bretaña.  Una auténtica declaración de amor pudorosamente envuelta en ironia y humor donde el periodismo se convierte en herramienta para retratar a los personajes, las costumbres y los lugares de la City.


En estos últimos días he aprendido muchísimos datos curiosos sobre una de mis ciudades fetiche, Londres, gracias a este libro que recoge las vivencias del periodista Enric González como corresponsal de El País en la capital británica. En sus escasas 175 páginas (si fuera por mí habría seguido leyendo más y más y más) el autor va repasando diversos aspectos tales como la historia, la cultura, la economía, la política... incluso el fútbol o la cerveza, temas que a priori no me parecían demasiado atrayentes, y que sin embargo, gracias a la hábil y apasionante escritura de Enric, lograron atraparme. Sobre todo recuerdo lo interesante que me resultó conocer los orígenes de los principales equipos de fútbol de la ciudad, incluyendo ciertos chanchullos de varios equipos para no bajar a segunda o para evitar que otros subieran de categoría. ¡Qué bochornoso!

El libro está repleto de nombres propios y referencias que animan al lector a ampliar sus conocimientos sobre los mismos, así al menos me ha ocurrido a mí en varios momentos en que nombraba a tal o cual periodista ("Jeffrey Bernard is unwell"), o a algún discurso fallido de cierto político.

Me ha encantado la parte dedicada a J.M. Barrie, el autor de Peter Pan, cuya historia ya conocía gracias a la película Finding Neverland. También me ha apasionado saber un poco más sobre la importante labor cultural que llevó a cabo el Príncipe Alberto, incluso enfrentándose a la oposición de muchas personas. Si hablamos de Londres, es imprescindible dedicar un espacio a dos figuras importantísimas como es el caso de Jack El Destripador (cuya identidad nunca se conoció) y Sherlock Holmes.  

Si tuviera que definir con una palabra lo que he ido sintiendo a medida que pasaba las páginas de este libro, esa sería asombro. Sobre todo en lo referente al metro de Londres, creado el siglo XIX, y cuya historia está repleta de situaciones y datos que dejan a cualquiera con la boca abierta. Por ejemplo, como ya he nombrado en el primer párrafo de esta reseña, hay varias líneas privadas. En concreto sus propietarios son los grandes almacenes Harrods, Correos, y el Banco. Me fascina asimismo la mención a que hay varias líneas, en la actualidad cerradas, que se crearon con la idea en mente de que pudieran servir como refugio ante una posible amenaza nuclear, convirtiéndose casi en una ciudad subterránea. Y me horroriza el momento en que Enric junto al resto de pasajeros tuvieron que bajar del metro debido a problemas técnicos, y caminar entre ratas y agua de cloacas hasta salir a la superficie. 

Hablando de cloacas... Me ha resultado de lo más turbador el hecho de que existiera una casta de ciudadanos llamados tosher que se conocían todo el sistema de alcantarillado de la ciudad y lo recorrían en busca de tesoros que se pudieran caer desde la superficie. Este "oficio" pasaba de padres a hijos, por cierto. No cualquier persona podía convertirse en tosher (¡menudo honor!).

Una de los aspectos que más me han gustado del libro han sido las breves pinceladas sobre la vida cotidiana del autor, que me acercaba un poco más al sueño de poder vivir algún día por esos lares. Sus nervios al mudarse a otra ciudad, la descripción de su casita (sin jardín y demasiado pequeña como para que les permitieran apadrinar a un perrito... esa parte del libro es hilarante) y de sus vecinos, o ciertas rutinas que tenía como ir a tal pub a leer el periódico, o pasear por tal parque... Además, como escribe direcciones exactas, incluyendo el número, era inevitable para mí acudir al Google Street View para recorrer, yo también, casi en primera persona, todas las calles que iba nombrando Enric.


Con todo el dolor de mi corazón (porque me entran ganas de escribir un post eterno sobre este tema), dejo de contaros detalles del libro, y os animo ardientemente a que os hagáis con un ejemplar, sobre todo si sois amantes de todo lo que huela a británico o si os encanta viajar. Seguramente os pase como a mí, y se os haga cortísimo y os entren ganas de escribir un email al autor para que os desarrolle personalmente tal o cual tema que más os hayan llamado la atención. 

Una lectura de lo más sugestiva, y que pese a que se lee bastante rápido debido a su corta extensión, siempre puedes acudir a ella en ocasiones posteriores para recordar ciertos pasajes o si preparas un viaje por la zona y quieres informarte un poco de la historia que hay detrás de algunos edificios, barrios, o lugares, o bien conocer un poco más sobre la idiosincrasia del país.

Puntuación:

Fuentes de las fotos: (1), (2), (3), (4)
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