viernes, 5 de marzo de 2021

Libro: Llama a la comadrona (Jennifer Worth)


Jennifer Worth narra su propia historia como enfermera comadrona trabajando en el convento de San Ramón Nonato, en la miserable zona del East End londinense de los años 50. 


Hoy os voy a hablar de este libro que he tenido la suerte de disfrutar enormemente el mes pasado y que me ha resultado toda una delicia. Leyendo las vivencias personales de Jennifer Worth como comadrona en San Ramón Nonato he pasado unos ratos muy amenos, a veces divertidos, otros sobrecogedores, y, sobre todo, he aprendido muchísimo. He aprendido cómo era la vida cotidiana en los barrios más desfavorecidos del Londres de la posguerra, así como cuáles eran los métodos y recursos médicos de la época. La autora nos va explicando con todo detalle todos estos aspectos, pero en ningún momento se hace pesado, sino al contrario, porque lo cuenta de una manera tan apasionante y vívida que casi podía verme a mí misma recorriendo junto a ella las calles y lugares, y viendo, oliendo y tocando cada objeto como si estuviera allí presente. 

Me he quedado boquiabierta más de una vez en el transcurso de esta lectura, porque hay cosas que si no llegas a saber que son los recuerdos reales de la autora serían imposibles de creer. Recuerdo por ejemplo la historia de Conchita Warren, una española que pese a llevar la mayor parte de su vida viviendo en Londres no sabe una palabra de inglés ya que está dedicada por completo al cuidado de sus... ¡25 hijos! Esta es una historia de las que te hace sonreír y creer que el amor no tiene por qué tener siempre fecha de caducidad. Es tan bonito imaginar a ese devoto esposo suyo, Len, desviviéndose por ella aunque no compartieran el mismo idioma... 

Recuerdo también a la desdichada Mary, una jovencita que emigra a Londres huyendo de las garras de su padrastro para toparse con una situación aún más pesadillesca si cabe. Al hilo de esta historia os quiero avisar de que este Llama a la comadrona no es un libro amable y pasteloso, como quizá podría parecer a priori. Al contrario, la novela contiene muchos momentos que podrían considerarse incómodos. La autora no desdeña las descripciones más explícitas en cuanto a los partos o a las condiciones insalubres en que viven algunas de las personas a quienes trata. Y en el caso concreto de Mary, lo pasé bastante mal con toda su historia, y concretamente con el momento en que es obligada a limpiar los baños por donde han pasado decenas de borrachos, y que nunca habían sido lavados en condiciones.
Si sólo nos hubiésemos cruzado sin llegar a conocernos (...) las más hermosas historias de amor no tendrían significado alguno para mí. No podemos comprender aquello que no hemos vivido en carne propia.

No sé si lo sabéis, pero actualmente estoy cursando la carrera de Estudios Ingleses, y este primer semestre me he examinado, entre otras asignaturas, de una dedicada a la historia de Inglaterra. En mi manual se hablaba de pasada de las casas de trabajo (workhouses), diciendo de ellas que se crearon para dar trabajo y refugio a las clases más bajas de la sociedad inglesa, pero que todo el mundo les tenía miedo y acudían a ellas como su última opción. La casualidad quiso que entonces leyera un capítulo dedicado precisamente a estos lugares en Llama a la comadrona, y entonces comprendí completamente el por qué de ese pánico. El trato que se le daba a esas personas era abusivo e inhumano. Se me ponen los vellos de punta sólo de recordar ese capítulo.

Lo curioso es que pese a que el libro esté repleto de pasajes donde la injusticia y la amargura hacen acto de presencia, el regusto que acaba dejándote es bastante satisfactorio. La autora nos contagia su amor por su trabajo y su cariño hacia sus compañeras y las monjas del convento y finalmente te ocurre como a las mujeres cuando dan a luz: te olvidas de los malos momentos y sólo recuerdas lo bonito.

El libro se va centrando en cada capítulo en las condiciones de vida, problemas personales y dificultades de las diversas pacientes de la protagonista. También hay capítulos donde se profundiza en algunas compañeras de profesión de Jenny, como la peculiar Chummy, una chica poco agraciada físicamente que decidió hacer caso a su vocación en lugar de seguir el camino de rosas que habían trazado para ella sus pudientes progenitores. O las monjas del convento, como la anciana y deslenguada Sor Monica Joan, la extravagante Sor Evangelina o la dulce y comprensiva Sor Bernadette.  

Cuando leía el libro pensé que era lógico que la hubieran adaptado como serie televisiva, porque su estructura en capítulos generalmente independientes unos de otros es perfecta para ello. Pese a ello, la figura de la narradora siempre está muy presente, haciéndonos partícipes de sus sensaciones y pensamientos en todo momento. Su evolución y crecimiento personal a lo largo de las páginas es muy alentador. Al principio es una jovencita egocéntrica y poco empática que no comprende que haya personas que dediquen su vida a Dios. Pero con el paso de los años va conociendo, queriendo y aprendiendo a respetar a las monjas del convento. Aunque yo soy atea, me ha emocionado bastante el camino hacia el descubrimiento de Dios que sufre la protagonista.

¿Cómo podía ser que para las monjas encerrara nada menos que el significado de la vida y para mí no fuera más que una pieza dramatúrgica con una buena puesta en escena?
Este libro es el primero de varios que escribió Jennifer Worth, y de momento creo que es el único que se ha editado en español. Espero y deseo que la editorial Lumen se anime a traducir el resto, porque me encantaría leer nuevos casos y situaciones que vivió Jenny Lee (así se llamaba la autora antes de casarse), y además hay ciertos personajes de los libros de quienes me he quedado con muchas ganas de saber más.  ¡De momento tengo unas ganas tremendas de ver la serie! Así que aunque no tenía previsto verla este año quizá acabe haciéndole un huequito...

En conclusión, os recomiendo vivamente que os leáis este libro, repleto de humanidad y amor a la vida, porque estoy segura de que os encantará tanto como a mí. Aunque sólo está comenzando el año, estoy segura de que va a ser una de mis lecturas favoritas de 2014. Un auténtico gustazo.



Mi puntuación:

¿Habéis leído Llama a la comadrona? ¿Y habéis visto la serie? ¿Cuál es vuestra opinión sobre ambas?


Fuentes de las fotos: 
Foto 2 (Jennifer Worth de joven), foto 3 (una comadrona haciendo ronda) foto 4 (casa de trabajo de Poplar), foto 4 (la verdadera Chummy), foto 5 (comadronas subiéndose en sus bicicletas para comenzar su jornada laboral)
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