martes, 2 de octubre de 2018

Serie: Roma (HBO/BBC, 2005-2007)



Ambientada en el máximo apogeo de Roma, la serie nos cuenta los avatares de dos soldados, Tito Pullo y Lucio Voreno, que forman parte del batallón de Julio César en las Galias. Con el paso del tiempo ambos protagonistas vivirán de primera mano importantes sucesos históricos tales como la llegada al poder de Julio César y su posterior asesinato, diversas guerras, conflictos entre el pueblo, el ascenso de Octavio Augusto, viajes a Egipto... 




Lo primero que he de decir es que es una lástima que esta coproducción entre la HBO y la BBC sólo llegara a las dos temporadas. Es obvio que en un principio la idea no era esa, porque he notado cierta precipitación en los episodios finales, en un intento loable pero quizá un tanto desesperado por dejar todas las tramas lo más cerradas posibles una vez supieron que no obtendría la renovación. Y, repito, es una pena. Porque la historia de Roma es tan apasionante y compleja que podría haber dado para muchísimas más horas de televisión.

Hace poco leí una entrevista a un resentido James Purefoy (Marco Antonio en la serie) diciendo que si la HBO no llega a comprar los derechos de Juego de Tronos, Roma no habría sido cancelada prematuramente. Lo tacho de resentido porque en esa misma entrevista el actor afirmaba rotundo que por ese motivo nunca participaría en la exitosa serie basada en las novelas de George R. R. Martin. Supongo que al hombre le deben llover las ofertas, si no no se entiende que se cierre así puertas...

Pero dejando chascarrillos aparte, quiero decir que estamos ante un producto muy correcto y con una ambientación bastante buena, sobre todo en cuanto a vestuario y decoración. Además, creo que hacen un inteligente uso de los recursos económicos disponibles. Así, aunque toda la serie está plagada de batallas y de momentos multitudinarios, pocas veces vemos planos generales, excepto en casos muy concretos donde la espectacularidad nos deja con la boca abierta, como la coronación de Julio César o la batalla de Filipos. 

Disfruté como una enana con el aspecto político de la serie: los tejemanejes, las luchas de poder, las batallas dialécticas... La historia de Julio César es de sobra conocida, pero eso no resta tensión al asunto, al contrario, he de decir que su muerte me pareció una de las escenas más intensas de toda la serie (aunque me quedé con las ganas de oír una famosa frase). Se trata Julio César de un grandísimo personaje, que te atrapa, gracias a un excelente guión y a la interpretación sobresaliente de Ciarán Hinds.


También aparecen por ahí Cleopatra y Marco Antonio, aunque su historia de amor/pasión se desarrolla justo al final de la serie, y de forma muy apresurada (su relación bien podría haber dado para una temporada entera, y si no echad un vistazo a las 4 horazas de la película de Mankiewicz y Liz Taylor). De hecho, durante la mayor parte de la serie Marco Antonio mantiene un idilio con Atia, sobrina de Julio César, personaje complicado aunque realmente si lo piensas fríamente te das cuenta de que sólo pretende sobrevivir en un mundo donde no está permitido vacilar. Su rivalidad con Servilia es uno de los puntos fuertes de la serie, aunque con el paso del tiempo llega a unos extremos cada vez más insoportables. Y es que no olvidemos que esta es una serie de HBO, con lo cual hay una generosa ración de sexo y violencia mediante los cuales se retratan todos los vicios de los personajes (creo que no se salva ninguno).

No faltan tampoco las fiestas (e incluso orgías) de la nobleza, lo que contrasta con las condiciones penosas en que vivía la mayor parte de la población. La abundancia de escenarios y situaciones es otra de las virtudes de Roma, de modo que en un mismo episodio podemos visitar las cloacas, las plazas, los mercados, las casas de las familias adineradas, los campamentos, los templos...

Un personaje a destacar es el fascinante Octavio Augusto, aunque con él tengo sentimientos encontrados. Sin entrar en spoilers, diré que tiene una evolución que no llegó a convencerme del todo, porque me parece un tanto fuera de lugar y sacado de la manga (de hecho no tiene ninguna base histórica) y porque es imposible que una persona cambie de esa manera en tan poco tiempo. No lo compro. Pero, quedándome con lo positivo, en la mayor parte de la serie me gustaba bastante su forma de ver las cosas. Por cierto, cuando es mayor lo interpreta Simon Woods, al que recordaréis como el adorable Mr Bingley de Orgullo y prejuicio (versión de 2005).

Por cierto, la serie está repletita de actores británicos a los que hemos visto en innumerables series. Ver Roma es jugar un poco al quién es quién porque seguramente cada vez que salga alguien, te dirás a ti mismo: "A esta la vi en Luther". "Este es de Downtown Abbey". "¡Anda, si este salía en Lark Rise to Candleford!". Como amante de Juego de Tronos no he podido evitar fijarme en varios actores que han sido reutilizados en la fantasía medieval (parece que no todos son tan remilgados como James Purefoy... por cierto, por si alguien lo duda, no tengo nada en contra de él, es más, me encanta cómo interpreta a Marco Antonio): 


  • Tobias Menzies: El actual Edmure Tully tenía un papel aquí mucho más jugoso como el atormentado Bruto.
  • Ciaran Hinds: Este sí ha mantenido su estatus, pues pasó de Julio César a Rey... de los Salvajes, eso sí.
  • Indira Vharma: La esposa de Lucio Voreno ha sido fichada este año. La veremos a partir de la cuarta temporada como Ellaria Arena.



Eso sí, he de confesar que, aunque suene duro decirlo, hay un punto que he llegado a detestar, y ese no es otro que... los protagonistas de la serie, Tito Pullo y Lucio Voreno. Sus tramas parecían muchas veces sacadas de algún folletín del tres al cuarto. Llegó un momento en que acabé saturada de tanta tragedia y tanto sufrimiento. Además, no es nada creíble que los dos se las apañen para acabar estando siempre en el meollo de todo (incluso siendo responsables de importantes cambios en el curso de la historia...). Entiendo que es una manera de que el espectador tenga unos referentes con quienes pueda sentirse identificados, pero es que en mi caso... no me caían nada bien, me era imposible simpatizar con ellos. Sobre todo en el caso de Lucio Voreno, el hombre más serio, aburrido y rancio de planeta. Demasiado intenso para mí. Tito quizá podría caerme algo mejor, pero mi problema es que tras ver a Ray Stevenson tan elegante e inteligente en Dexter, no me creí a este personaje bruto y de pocas luces. No quiero cebarme demasiado en ellos dos, pero en conclusión creo que la serie habría mejorado enteros si hubieran prescindido de lo que acabé llamando "Las Aventuras de Tito y Lucio".


Fuentes de las fotos: Jorrah y FYRome.


Lo mejor:
La ambientación, los tejemanejes políticos, las tramas de la familia Julia, Servilia, Bruto y Marco Antonio, las apariciones periódicas de Cleopatra

Lo peor:
Creo que ha quedado claro: los protagonistas.

Mi puntuación:

¿Habéis visto Roma? ¿Qué os pareció? 

sábado, 15 de septiembre de 2018

El regreso, de Rosamunde Pilcher

Este verano he disfrutado como hacía mucho tiempo que no lo hacía gracias a la lectura de El regreso. Ha sido el primer libro que me he leído de la británica Rosamunde Pilcher, y seguramente no sea el único, porque me ha encantado. A través de sus mil páginas he viajado miles de kilómetros al norte, hasta llegar a Cornwall, en el sudoeste de Gran Bretaña.



Estamos en 1935. Judith Dunbar, una chica de catorce años, es acogida por una familia muy especial que marcará significativamente su adolescencia. La suntuosa casa de campo que los Carey-Lewis poseen en Cornualles, idílica región del sudoeste de Inglaterra, se convierte en su segundo hogar.


¡Qué gran placer ha sido para mí leerme El regreso! Se trata de una historia que transcurre muy lentamente, sin prisas, y es así como he leído la novela. Poco a poco, aprovechando el buen tiempo del verano para recostarme en la hamaca del jardín y leer en la más absoluta tranquilidad. Se abarcan unos diez años de la vida de Judith Dunbar, desde que a los 14 años es internada en un colegio mientras su familia ha de viajar por cuestiones de trabajo a Singapur.

"George Bernard Shaw dijo que es lástima que la juventud se desperdicie en los jóvenes. Cuando te haces viejo empiezas a comprender qué quería decir".

La autora no escatima en profusas descripciones de los paisajes, las flores, la decoración de las casitas, las comidas, los vestuarios... con lo cual mientras leía la novela, era como si yo también estuviera ahí dentro, compartiendo la hora del de té con los Carey-Lewis o paseando y admirando la belleza de la costa y el campo junto a Judith.


El personaje de Judith es un amor de persona. Desde que la conocemos se nos presenta como una chica responsable y educada, que sabe tratar con los adultos y estar siempre en su lugar. A medida que avanza la trama y va haciéndose mayor, me fue recordando cada vez más a ciertas heroínas de Jane Austen, como Elizabeth Bennet (y a mí misma), ya que la chica siempre se guarda para sí misma sus emociones, incapaz de confesar a nadie, ni siquiera a sus mejores amigas, cuál es el estado de su corazón, sus desengaños amorosos o sus enamoramientos.


Si Judith es el adalid de la discreción, la familia Carey-Lewis bien podría ser todo lo contrario. Su lujosa casa, Nancherrow, siempre está llena de invitados con quienes comparten su tiempo libre, fiestas y agradables ratos, gracias a la encomiable labor de su personal de servicio. Durante los años en que está escolarizada, Judith es acogida por la familia como una más, incluso con su propia habitación. Y así conoceremos a la pizpireta Loveday, a la fiestera Athena, al encantador Edward, y a sus padres, la elegante y bellísima Diana y al respetable y tímido coronel Edgar Carey-Lewis. Y seremos testigos de sus idas y venidas y de sus experiencias vitales. 


Nancherrow es el punto de encuentro de la mayor parte de los personajes que aparecen en la novela. Es el caso del joven doctor Jeremy Wells, del amigo íntimo de Diana, con quien comparte diversión y viajes a Londres, Tommy Mortimer; o de Gus, un escocés de lo más reservado cuya vocación es ser pintor. Todos ellos se irán haciendo un huequito en nuestro corazón, provocando que a medida que avanza el libro, queramos saber, lo mismo que Judith, qué es de ellos y cómo les va la vida.

No quiero desvelar demasiado sobre el argumento del libro, solamente os diré que al ambientarse entre los años 30 y 40, llega un momento en que la Segunda Guerra Mundial hace su aparición, lo que, de una forma u otra, afectará irremediablemente a todos los personajes de la novela.



Me ha gustado mucho cómo la autora va insertando diversas cartas y telegramas, escritas por cualquier personaje. De hecho, también hay ciertos momentos en los que el punto de vista cambia del habitual de Judith a cualquier otro, ya sea su madre, su tía, Jeremy... Lo cual está bastante bien para conocer algún retazo de sus pensamientos, aunque como digo, lo habitual es que la historia se cuente desde la perspectiva de Judith. Es más, esos momentos puntuales donde se cambia el punto de vista creaban incluso mayor expectación porque hay veces que se corta la escena en algún momento de tensión y no sabes qué ocurriría después hasta quizá cientos de páginas más adelante, cuando Judith se vuelva a cruzar con tal o cual personaje. 

La novela tiene, por supuesto, sus escenas románticas, aunque se pueden contar con los dedos de una mano, y tampoco están excesivamente edulcoradas. Por otra parte, y seguramente ya os habréis percatado de ello, no esperéis grandes acontecimientos o una acción desbordante, porque no lo vais a encontrar. El regreso simplemente nos relata el día a día de una persona normal, con sus situaciones cotidianas, y, eso sí, unas buenas dosis de dramatismo provocadas por el contexto espacio-temporal en que se ubica.

Una de las ideas que están más presentes en el libro es la de la preservación de la identidad. Judith se queda sola desde muy joven, con lo cual pierde la referencia de sus padres. Varios personajes, como la señorita Catto, o la niñera Mary, le abren los ojos a Judith para que se percate de que es ella sola la que tiene que forjarse su propia personalidad, sin dejarse influenciar demasiado por la familia Carey-Lewis, que, al fin y al cabo, no es su familia. Los consejos de ambas me parecen de lo mejorcito que contiene el libro. 

Otros dos asuntos que me gustaría destacar son las de la pertenencia a un hogar, y el hecho de mantener vivas a las personas a través de su recuerdo. El primero de ellos es, como el propio nombre de la novela indica, su tema principal. Judith no es capaz de sentirse del todo realizada hasta que no consigue tener un lugar propio, un lugar que es de ella y de mucha más gente, un lugar que rememorar si está lejos de casa, un lugar que sea sinónimo de calidez, de cariño, de familia.

Cuando llegué a la última página, sentí una gran tristeza porque si por mí fuera, habría seguido leyendo más y más, habría seguido conviviendo con Judith en la maravillosa Dower House y su casita del jardín hasta que hubiera sido una viejecita tan encantadora como la tía Lavinia.

"Este día nunca se repetirá. Tú y yo a solas, en este lugar, en este momento Las cosas sólo ocurren una vez. ¿Nunca lo has pensado, Judith? Puede ser algo parecido, pero no lo mismo".

Si os pasa lo mismo que a mí, os comento que he visto por Internet que hay una adaptación de la novela, con Peter O'Toole , Emily Mortimer y Keira Knightley como protagonistas, Coming Home, e incluso una secuela titulada Nancherrow. En youtube se pueden ver algunas escenas, y por si os interesa, en ebay se venden ambas baratísimas.


Mi puntuación:




Fuentes de las fotos: (1), (2), (3), (4), (5)

jueves, 23 de agosto de 2018

Viernes musical: The way you look tonight (Fred Astaire)


Swing Time (En alas de la danza) es probablemente la primera película que vi de Fred Astaire y Ginger Rogers. Fechada en 1936, la cinta es una explosión de música y baile (¡y qué bailes!), una comedia romántica de enredo que te deja con la sonrisa en la boca durante todo su metraje.

La canción que os traigo hoy, compuesta por Jerome Kern y con letra de Dorothy Fields, pertenece a la banda sonora de esta película. Seguramente os suene, porque se han realizado numerosas versiones de la misma, pero para mí no habrá otra tan emocionante y preciosa como esta en la que Fred Astaire la canta y toca al piano. No en vano, ganó el Oscar a la Mejor Canción. Os dejo con ella. Disfrutadla.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...